domingo, 24 de agosto de 2008

LA CASA DE LOS GOBERNADORES VIRREINALES

Donde el objeto arquicultural denominado Casa de los Gobernadores Virreinales narra su devenir: desde la fábrica original del siglo XVIII hasta nuestros días.

Tengo vida. Soy un objeto complejo, flexible, concentrador, constantemente afectado y determinado por el hombre. Transcurro días y noches sin acabarme, adaptándome. Aludo y consolido a ese grupo de mujeres y hombres habitantes del Nuevo Reyno de León que originalmente me diseñaron y fabricaron, y a todos los usuarios posteriores que continuaron utilizándome y avanzando igual que yo en este mundo.
Está escrito en el folio 228 del Protocolo XIV del Archivo Municipal de Monterrey, en dónde se lee el testamento del general Alonso García Coello, que cerca de 1717 comencé a gestarme en terreno aledaño al río Santa Catarina, en la periferia de la ciudad capital de Monterrey. Fui concebida por idea de Don Santiago Barrera. Con adobe me fabricaron mis muros y mi personalidad vernácula era entonces auténtica, potente, convincente, esperanzadora, inconscientemente asertiva en la transmisión de un modo de habitar que se ha producido sin pausa y sin prisa en el noreste de México. Desde entonces aparezco en el perfil urbano como constante, como el deseo, la muerte, la vida, la envidia, la melancolía o el odio que sienten los ciudadanos dependientes de mí, para los que soy necesaria y significativa como todos los otros edificios que viven y existen aferrados y felices facilitando el habitar de cada nacido.
Tengo una historia como todo lo que vive, un inicio, un fin, un entretiempo. Soy emociones, deseos, caprichos, ignorancia, he sido usada por gobernadores virreinales como Nicolás Vandale Massieu, Pedro del Barrio Espriella e Ignacio Ussel y Guimbarda, quienes me petrificaron los muros, me engrandecieron a veinticuatro piezas, veinte ventanas, diecinueve puertas, zaguán, patio con noria, cochera con piso de ladrillo y almenas de barro de colores.
Evidencio en la evolución que he tenido desde mi origen, la idea de la casa habitación en la arquitectura vernácula norestense y que personas como Joseph de Urrutia y Fray Cristóbal Bellido y Fajardo han graficado en planos, dejando ahí algunos retratos de mi historia, que continuó después con mi adaptación como hospital, cuando sus directores ordenaran la conformaron de mis patios como asoleaderos de hombres y mujeres buscando fortalecerse y fortalecerme.La arquitectura hipotética del siglo XXI intenta devolverme dignidad haciéndome una intervención en mis fachadas mutiladas que apuesta por consolidarme una nueva personalidad asociada a mi uso como museo, mediante una reinterpretación libre del orden toscano en mis pilastras -que mis diseñadores bautizaron con el nombre toscano decó- , que a finales del siglo XIX, durante mi época de auge y uso como colegio de niñas, fueron de manufactura neoclásica y que hoy se encuentran reducidas a abstracciones después del intento no concretado de personalidad art deco que mis usuarios de la liga agraria perseguían en la década de 1930 para fortalecer el proyecto del gobernador Francisco A. Cárdenas de volverme un edificio civil y modificar la imagen de ciudad religiosa que predominaba en Monterrey después de la Revolución.

1 comentario:

  1. ¡¡Felicidades Penélope!! Tu prosa incisiva se nota muy depurada y nos permites pasearnos por las muchas casas que fueron, que son una: la casa de los Gobernadores Virreinales. Gracias por ofrecernos parte de tus investigaciones con esa pluma tan madura ya: ¿Orhan te ha enseñado? Parece que sí.
    ¡Saludos!

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