lunes, 11 de agosto de 2008

JULIA

Julia es mi hermana en muchos sentidos, tiene una energía maravillosa, envolvente, confortable. Nos conocimos aquí en Monterrey cuando vino a visitar a Alfredo, ella, Lucas y Martin venían de Baires. Ella una de las razones por la que la ciudad me atrapo, recuerdo con muchisimo entusiasmo las reuniones en su casa, las idas al Jumbo a comprar los ingredientes para hacerme empanadas, la visita a la mama de Mati en San Telmo que termino en la plaza Dorrego tomando cervezas, su calidez desbordada. Ahora están ella y Lucas viviendo en Latinoamerica, recorriendo y recorriéndose, nos vamos a ver muy pronto (...en San Cristobal, en La Habana?) y estoy emocionada, hoy es tu cumple y celebro días como este que nos entregaron hace 35 años tu luz. Hasta Atitlan, Guatemala mi amor inmenso estrella danzante....

Comparto lo que nos escribio ayer:

Hola, hermosas y hermosos hermanos y hermanas. Ahorita sí se me complica empezar porque hace mucho, mucho que no los taladro con mis crónicas de viaje... vamos a ver...creo que me quedé por Panamá... uyuyuy. El camino es largo desde que abandonamos la parte más finita de Centroamérica. Después Costa Rica, muchos lugares hermosos, mucha naturaleza, ver muchos animalitos, increíble. Pero como siempre, latinoamérica es hermosa, pero lo que hace la gran gran diferencia, lo que nos hace quedarnos son las personas; el regalo de caminar: los amigos. Anclamos pues en Monteverde, montaña, bosque nuboso. Ahí Cristian, Andrea, los parceritos, Nir y sobre todo Mau que nos llevó a vivir a su mágica casa en medio del bosque hicieron la gran diferencia. Después para coronar, aparecieron Juan y Rioko, gran reencuentro gran, alucinante. También Nir y Mau nos dieron trabajo en Moonshiva y eso estuvo genial. El canto de los pájaros hizo el resto. Paraíso. Me apuro, me apuro y pasamos por Nicaragua. También acá muchos sitios: León y preguntar por la revolución, escarbar un poco en la historia y en el presente. Otra vez las personas son lo que más me importa: María en su casa "Apoyo Mutuo" (nunca un nombre tán bien puesto); y César, el ticonico que tuvo confianza en mi y me prestó su taller de platería y no tuvo miedo que le prendiera fuego la casa o le derritiera toda la plata, eso es un amigo, caramba, jajaja. En Honduras nos colgamos casi como dos meses en Utila, una de las "Islas de la Bahia" en el Caribe, si, Caribe otra vez. Delicioso Caribe. Acá la cosa se puso exótica. Los pobladores son especiales, hay muchos muchos que descienden de piratas naufragados, enamorados, desorientados, quién sabe. La cosa es que se quedaron allí, se reprodujeron, algunos se mezclaron con los descendientes de los esclavos que quizás sus mismos abuelos trajeron y se formaron unas combinaciones cromáticas de lo más interesantes. Hablan inglés y español un poco raro pero son unos personajes bárbaros. Nosotros vivíamos y trabajábamos en territorio de los Henderson. La "queen" es Rosa, super expresiva, no le salen las "erres" y me da mucha ternura. Todos queríamos ser sus hijos, una mamacha alucinante. Archie, el marido es enoooorme y me divertía imaginármelo con parche en el ojo y pata de palo. Lo máximo es "el Zorro", pesca con anzuelo en un cayuco pero con gps. Todos los días venía al muelle de la casa (si, otra vez vivimos frente al mar, perdón...) y le comprábamos pescado y le tirábamos de la lengua para que nos cuente historias fantásticas de los abuelos de sus abuelos. Utila es una especie de gran escuela de buceo, y si; después de unos días metiendo las narices en los equipos; escuchando las anécdotas de nuestros nuevos compañeros de casa; nos animamos y comenzamos a respirar debajo del agua. Si tengo que describirlo, es lo más parecido a cuando soñás que volás. Ahí, debajo del agua aprendimos el valor de cuidar y ser cuidados, de confiar en el otro. Creo que comencé a aprender a serenarme... Esta fue tierra que también nos bendijo con algunos hermosos amigos, hubo reencuentros también, no puedo pedir más. Ahorita estamos en Panajachel, sobre el lago Atitlán en Guatemala, han pasado seis meses desde que dejamos Panamá, han pasado muchos muchos lugares y muchas muchas cosas que quedarán para contar con los mates, con los asados, con sonrisas, con miradas a los ojos (cuánto hace?). Ahora seguimos adelante. Besos, apachachamientos, burbujas. Julita.

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