domingo, 30 de noviembre de 2008

SIN_TI-TULO

Estoy ansiosa. Tengo días así. Duermo poco. Pienso mucho. No me muevo. La vida pasa de lado. No tengo ganas de ver a nadie. Estoy como perdida. Me duele no tener lo que necesito. Una noche serena. Un día fluido. Hojas llenas de palabras. Rumbo. Amor. Vacaciones. Sorpresa. Vértigo. Caos. Luchas y a ti. Estoy soltando mucho, y me cuesta un trabajo, y mi paciencia, mi seguridad, tiempo y esperanza. Casi siempre no me equivoco, esta vez tampoco lo he hecho, puedes ser lo que creo, pero no lo eres, así que las ilusiones las dejamos para los ciegos. Cuando las aguas se calmen y yo llegue a la playa podre dejar atrás este sentimiento de desolación, al que hoy tanto le abono Murakami con su derrumbe y yo con incertidumbre. El amor me golpeo otra vez, fuertísimo, sin esperarlo y me ha dejado como siempre en la lona y sin ganas de otro combate, como de costumbre después que terminamos la pelea mis reservas están en cero y empiezo a creer en lo que no creo. Si existe el amor, pero creo que nunca nos hemos soportado...si me das una oportunidad, yo te la doy, perdona por no creer en ti, manifiestate por favor.

LOS DOMINGOS NO ME DOY CUERDA

Toru Watanabe los domingos no se da cuerda. Yo tampoco. Pero hoy no es un domingo regular. Ayer después de comprar una tele regrese a mi casa a tender mi cama. Metí al DVD la película Yes de Sally Potter. Me llamo mi hermana al celular para invitarme al Vips pues iba a comer con Julia. Termine de ver la película (que es altamente recomendable) y me fui a comer unas crepas de crema con cajeta y plátano rociadas con canela molida y un café americano. A las once de la noche ya estaba acostada leyendo Tokio Blues cuando me quede dormida en la pagina 184. Desperté hoy a las 6:50 de la mañana, prendí la lampara y retome la lectura que termine hace un momento, a las 11:30 en la pagina 381. Descubri que a Murakami se le puede leer sin parar como hoy lo hice, solo interrumpí la lectura para bajar a desayunar. Su novela me dejo en una desolación inmensa, no se que pasa en Japon, con los japoneses que están tan vacíos. O todos estamos vacíos y los mexicanos lo demostramos diferente? La realidad es que se suicidan y de maneras diversas como el personaje de Kizuki que a sus 17 "conecto una manguera al tubo de escape de su N-360, sello los resquicios de las ventanillas con cinta adhesiva y puso en marcha el motor" o por hara-kiri como el escritor Yukio Mishima a sus 45 años. El suicidio tiene formas rituales, la muerte es considerada una manera de preservar el honor y una consecuencia a las acciones que cada uno toma. Pero en la novela de Murakami entiendo el suicidio como la forma de librarse de uno mismo. Hay frases que son muy duras para que las piense un joven de 19 como "a mi, en realidad, no se me había ocurrido ser nada" o "buscaba las palabras en el vació" que son señales de una interioridad difícil de compartir. Cuando nos bastara solo ser para sorprendernos unos a los otros? Estoy muy complacida de terminar otra novela mas y en un proceso de intimidad con este japones, del cual tengo que decir que no termina por sorprenderme, pero que empiezo a apreciar con cautela. Y lo que pasa, es que yo ahorita, hoy en domingo, lo que necesito es justo eso que alguien me de cuerda...

domingo, 23 de noviembre de 2008

100

Estoy respaldando mi computadora y me encontré esto que escribió José Saramago sobre dos de sus novelas, las que mas me acercaron, las que leí con sorpresa solidarizandome con su literatura:

Ciegos. El aprendiz pensó "Estamos ciegos", y se sentó a escribir el Ensayo sobre la ceguera para recordar a quien lo leyera que usamos perversamente la razón cuando humillamos la vida, que la dignidad del ser humano es insultada todos los días por los poderosos de nuestro mundo, que la mentira universal ocupó el lugar de las verdades plurales, que el hombre dejó de respetarse a sí mismo cuando perdió el respeto que debía a su semejante. Después el aprendiz, como si intentara exorcizar a los monstruos engendrados por la ceguera de la razón, se puso a escribir la más simple de todas las historias: Una persona que busca a otra persona sólo porque ha comprendido que la vida no tiene nada más importante que pedir a un ser humano. El libro se llama Todos los nombres. No escritos, todos nuestros nombres están allí. Los nombres de los vivos y los nombres de los muertos.

El martes 13 de noviembre de 2007 comencé esta crónica que lleva 100 diálogos. Espero que tengamos la fuerza de la palabra y la lectura en este mundo virtual en el que coexistimos. Dialogo por y para todos los seres humanos que he pedido y se me han dado, y claro, para los que no lo han hecho y que tal vez nunca deje de buscar.
Encontrando, penélope

sábado, 15 de noviembre de 2008

PATRICIA

Les presento a Patricia y a su padre. En un momento medianamente lejano de mi vida coincidí con Iñigo, es una persona maravillosa, que me retaba con sus ideas. Tuvimos conversaciones inolvidables, compartimos sueños de vida, cigarros y cervezas, paseamos por la playa de Mazunte, fuimos al estadio Universitario a ver a sus Pumas y mis Tigres y vendimos sueteres en el medio tiempo, manejamos juntos por la carretera-sierra de Pochutla hacia Oaxaca, nadamos en el Pacifico y lo vi asolearse el trasero [actividad que recomienda enormemente] en la Bahía de Chahué mientras me contaba como el mar se había tragado a unos turistas ancianos con todo y su autobús. Siempre me aconsejaba que fuera libre, que fuera a ver los cocodrilos a la selva oaxaqueña, que nadara desnuda en el mar y no siendo suficiente, me lleno con su energía durante esa temporada juntos. Ahora esta lejos de mi, en las islas Canarias, en Lanzarote, trabajando su sueño, en el que vive su hija, un lugar que quiero conocer muy pronto para llenar mi tanque de reserva. Te quiero, te llevaste mi cabeza y me dejaste el sombrero, me dejaste la ceniza y te llevaste el cenicero [...ayuda Calamaro!]. Acabo de recibir tu correo con las fotos recientes de tu hija, gracias por empezarme el sabado.....
Desde la carretera Miguel Alemán donde veo sin ti el anuncio de McDonalds, penélope

lunes, 10 de noviembre de 2008

DOS MUNDOS EN UN SOLO PLANETA

Benim Adim Kirmizi es el titulo original de la novela Me Llamo Rojo publicada en 1998 y que fue escrita por el turco Orhan Pamuk[1] en dos periodos de 1990 a 1992 y de 1994 a 1998. El relato abarca nueve días nevados en la ciudad de Estambul en el año de 1591. La historia se centra en el encargo secreto que hace el Sultán a su ilustrador-embajador para que trabaje su oficio a la manera de los francos, es decir, con técnicas y métodos occidentales que ha tenido oportunidad de apreciar en sus viajes a Venecia, sobre todo se interesa por las imágenes de caras de infieles que hacían los maestros italianos.
La calurosa noche del martes 22 de julio del verano pasado terminé de leer la novela. Me maravilló la potencia del pensamiento y la imaginación impresos en ella. Hubo días que ansiaba retomar el libro que había tenido que dejar vencida por el sueño de la noche anterior y alguna vez se me ocurrió no concluirlo para prolongar el idilio. Pero lo leí y aunque no me gustan los finales, pues casi siempre me decepcionan, por primera vez cuando terminé la última palabra y vi el punto final estallé: mi libro favorito punto.
Lo que puedo afirmar fuera de apasionamientos es que un texto como este se vuelve trascendental para el lector, es de una narrativa generosa y prolija, abundante en personajes, escenas, puntos de vista, ideas, descripciones, un libro que no se olvida. Ni sus temas. Pamuk denuncia a través de una historia de amor e intriga ambientada en el siglo XVI que Oriente y Occidente se han tenido curiosidad mutua, a pesar de sus distancias y sus búsquedas distintas. Estaremos en realidad alejados o la separación es solo una ilusión que nos hemos creado?
La pintura y la ilustración son el par de ejercicios con los que el autor ejemplifica las posturas que hemos desarrollado a través del tiempo: Occidente esta envuelto en un embriagador humanismo que posiciona al hombre como centro del Universo, la pintura imita el mundo real con el método de la perspectiva y se obsesiona con el retrato una técnica para diferenciar un hombre cualquiera de los demás gracias a los rasgos de su cara; en cambio Oriente cuenta historias en libros que se ilustran para ayudar a descansar ojos, mente e imaginación, láminas de las escenas más hermosas que pintan manos que memorizaron lo que dibujaron durante años, ilustradores que aspiraban a trabajar en la oscuridad, ciegos, para obtener la mejor imagen tal y como Dios la ve.
Los maestros se debaten entre conservar sus tradiciones o bien occidentalizarse, situación que continua discutiéndose en la mesa hasta nuestros días y que provoca el asesinato de un ilustrador visionario efectuado por un colega conservador. La historia resuelve este crimen en cincuenta y nueve capítulos que son abordados por diferentes voces, cada personaje, Seküre, Tío, Negro, Mariposa, Aceituna, Cigüeña, Ester, Orhan, el maestro Osman y algunos objetos y seres ilustrados en el libro secreto como un perro, el dinero, un árbol, la muerte o el color rojo, narran en primera persona su versión de los hechos, en un ejercicio literario de engaños y parcialidades que no permite develar al asesino hasta el final.
Durante la lectura me sentí dichosa de apreciar la paciencia, la meticulosidad, la sutileza y la entrega de un escritor que con tinta y sobre papel creó un mundo para que personas como yo podamos gozarlo. Así que si no tienes ipod, si prefieres imaginar que ver, naciste en los setentas o antes, prefieres conocer Estambul a Nueva York o te encierras en tu habitación con tus libros y te escondes a ratos del mundo, de la tecnología, del progreso, de la rapidez que hoy impera o bien, todo lo contrario, refúgiate con Pamuk en Estambul en el siglo XVI en el mundo que creó.
Léelo, no sé si te atrape como a mi, quiera Alá que si.


[1] Orhan Pamuk nació en Estambul, Turquía en 1952, se le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 2006.


www.orhanpamuk.net

jueves, 6 de noviembre de 2008

LOS SIETE PRINCIPIOS DE NADA

Son las 5:52, el abanico de techo da vueltas sobre su eje, el perro rasguña la puerta, la luz se defiende, la planta se seca, la copa con vino se levanta, la toshiba esta encendida, el itunes toca a Radiohead, el sofá esta abierto, los planos están extendidos, los lentes están de cabeza, el color rojo tiene punta chata, la cortina esta corrida, la foto de Andres Fontana esta iluminada, la liga esta sin usar, la bolsa tiene libros, el módem parpadea, el vaso con agua se llena, mi sueno fue interrumpido, el recibo de gas esta sin pagar, el silencio esta roto, los pies están apoyados en la mesa, los cortes por fachada están revisados, el borrador esta gastado, la libreta esta anotada, el mouse esta estático mientras tecleo estas letras, que forman las palabras con las que mis ideas son dichas, no se nada, quiero una pausa, quiero estar. Me regreso a dormir.