lunes, 31 de diciembre de 2007

La historia de los otros

Enero de 1998
…como decía ese gran e incomprendido internacionalista que era el Viejo Antonio: La vida sin los otros que son diferentes es vana y es condena a la inmovilidad. Que tiene que ver esto con la lucha intercontinental por la humanidad y contra el neoliberalismo? Bueno, para explicarles bien tengo que contarles…
De madrugada otra vez, bajo el amenazante avión la mar intenta leer un libro de poesía con la magra ayuda de un cabito de vela. Yo garabateo una carta para alguien que no conozco en persona, que tal vez habla otro idioma, tiene otra cultura, probablemente sea de otro país, sea de otro color y, es seguro, tiene otra historia. Pasa el avión y me detengo, un poco por escuchar y un mucho por darme tiempo a resolver el problema de escribirle una carta a otros diferentes. En ese momento, por entre la niebla de la alta montaña e inadvertido por la mar, se llega el Viejo Antonio a mi lado y, dándome unos golpecitos en la espalda, enciende su cigarrillo y…


La historia de los otros


“Contaron los más viejos de los viejos que poblaron estas tierras que los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, no se pensaban parejo todos. O sea que no tenían el mismo pensamiento, sino que cada quien tenía su propio pensamiento y entre ellos se respetaban y escuchaban. Dicen los más viejos de los viejos que de por sí así era, porque si no hubiera sido así, el mundo nunca hubiera nacido porque en la pura peleadera se hubieran pasado el tiempo los dioses primeros, porque distinto era su pensamiento que sentían. Dicen los más viejos de los viejos que por eso el mundo salió con muchos colores y formas, tantos como pensamientos había en los más grandes dioses, los más primeros. Siete eran los dioses más grandes, y siete los pensamientos que cada uno se tenía, y siete veces siete son las formas y colores con los que vistieron el mundo. Me dice el Viejo Antonio que le preguntó a los viejos más viejos que cómo le hicieron los dioses primeros para ponerse de acuerdo y hablarse si es que eran tan distintos sus pensamientos que sentían. Los viejos más viejos le respondieron, me dice el Viejo Antonio, que hubo una asamblea de los siete dioses juntos con sus siete pensamientos distintos de cada uno, y que en esa asamblea sacaron el acuerdo.
Dice el Viejo Antonio que dijeron los viejos más viejos que esa asamblea de los dioses primeros, los que nacieron el mundo, fue mucho tiempo antes del ayer, que mero fue en el tiempo en que no había todavía tiempo. Y dijeron que en esa asamblea cada uno de los dioses primeros dijo su palabra y todos dijeron: “Mi pensamiento que siento es diferente al de los otros”. Y entonces quedaron callados, los dioses primeros se dieron cuenta que ya tenían un primer acuerdo y era que había “otros” y que esos “otros” eran diferentes del uno que era. Así que el primer acuerdo que tuvieron los dioses más primeros fue reconocer la diferencia y aceptar la existencia del otro. Y qué remedio les quedaba si de por sí eran dioses todos, primeros todos, y se tenían que aceptar porque no había uno que fuera más o menos que los otros, sino que eran diferentes y así tenían que caminar.

Después de ese primer acuerdo siguió la discusión, porque una cosa es reconocer que hay otros diferentes y otra muy distinta es respetarlos. Así que un buen rato pasaron hablando y discutiendo de cómo cada uno era diferente de los otros, y no les importó que tardaran en esa discusión porque de por sí no había tiempo todavía. Después se callaron todos y cada uno habló de su diferencia y cada otro de los dioses que escuchaba se dio cuenta que, escuchando y conociendo las diferencias del otro, más y mejor se conocía a sí mismo en lo que tenía de diferente. Entonces todos se pusieron muy contentos y se dieron a la bailadera y tardaron mucho pero no les importó porque en ese tiempo todavía no había tiempo. Después de la bailadera que se echaron los dioses sacaron el acuerdo de que es bueno que haya otros que sean diferentes y que hay que escucharlos para sabernos a nosotros mismos. Y ya después de este acuerdo se fueron a dormir porque muy cansados estaban de haberse bailado tanto. De hablar no estaban cansados porque de por sí muy buenos eran para la habladera estos primeros dioses, los que nacieron el mundo, y que apenas estaban aprendiendo a escuchar”.


No me di cuenta a que hora se fue el Viejo Antonio. La mar duerme ya y del cabito de vela sólo queda una mancha deforme de parafina. Arriba el cielo empieza a diluir su negro en la luz del mañana…
Subcomandante Insurgente Marcos




Tomado del libro Nuestra arma es nuestra palabra, escritos selectos del Subcomandante Insurgente Marcos con prólogo de José Saramago, paginas 413 y 414.

sábado, 29 de diciembre de 2007

La sede de TEA

Ayer despues de un dia de trabajo y mucho tiempo de planeacion, quedo montanda la sede de TEA. Este lugar sera nuestro sitio de encuentro intelectual. Desde aqui desarrollaremos proyectos e inquietudes como La Hoj@ de Arquicultura, el web site www.arquicultura.org.mx, entre otros. Las noticias empezaran a fluir en enero.

La ciudad y su ocupante ocasional


martes, 25 de diciembre de 2007

Consideraciones para una lectura de lo islamico en la arquitectura norestense

Mi línea de investigación[1] aborda la manifestación de la cultura en la arquitectura y en particular la presencia de lo islámico en los edificios y las ciudades. Aun y cuando se anuncia radical la presencia de un trasfondo árabe en la arquitectura norestense, la materialidad de la ciudad de Monterrey valida la hipótesis con contundencia como lo demostraré más adelante.

Este ensayo tiene como objetivo plantear algunas consideraciones para una lectura directa decodificadora de la evidencia velada para miradas inexpertas y a su vez fomentar la exploración de éste trasfondo en proyectos arquitectónicos para alejarnos de la quimera de que la investigación arquitectónica no tiene utilidad práctica.

Durante el desarrollo del trabajo de gabinete que realicé para el Programa General de Catalogación Estratégica de los Monumentos, Edificios y Sitios del Estado de Nuevo León[2], integramos a las fichas de registro datos extraídos de una lectura arquicultural del edificio: una clarificadora propuesta de clasificación de los edificios[3] y la delimitación del contexto histórico del inmueble. Esta información, que se encuentra materializada en la configuración de los componentes básicos de los edificios analizados, proporciona el código del trasfondo cultural que anima la personalidad del inmueble, es decir, la influencia presente en el objeto, en particular en la exterioridad o parte pública del mismo.

Después de hacer recorridos a pié en el primer cuadro de la ciudad de Monterrey es que surgen algunas cuestiones: ¿Hay una sistematización en los análisis de la arquitectura? ¿Los tratadistas proponen modelos de lectura arquitectónica? ¿Cómo se manifiestan cada uno de los grupos culturales regionales en la materialidad de los edificios? ¿A que influencias está sometida actualmente la producción de inmuebles en la región noreste del país? ¿Cómo identifico la presencia islámica en un edificio de Monterrey? ¿Se pueden ampliar las posibilidades de exploración en el diseño arquitectónico a partir de la apreciación de las diferentes manifestaciones culturales de la región?

El estudio de la arquitectura se desarrolla principalmente haciendo una lectura y clasificación del edificio según su estilo, enfoque que enmarca al objeto arquitectónico como objeto estético. Bruno Zevi menciona que “los tratados y las teorías se encuentran en un sector periférico y extraño de la historiografía artística, por la sencilla razón de que los historiadores del arte no se ocupan de estudiar la arquitectura al no entender su complejidad”[4]. Por ésta circunstancia y en la mayoría de los casos, “la actividad arquitectónica se ha venido desarrollando empíricamente, acentuando unas veces el aspecto utilitario y técnico, otras el formal”. Ésta situación ha generado una tendencia para el estudio de la arquitectura, donde las aportaciones teóricas se han establecido en su gran mayoría de disciplinas como la estética, el arte, la psicología, la antropología, entre otras, demostrando que los arquitectos incluso en la actualidad, tienen fuerte desinterés hacia la reflexión de su actividad.

La necesidad de ampliar la lectura reduccionista del estilo, fue tomando fuerza al establecerse aportaciones como la de Amos Rappoport quien considera que “la arquitectura es el resultado de la interacción de fuerzas socioculturales como determinantes y factores físicos y causales como modificantes”[5] y lo ejemplifica en edificios vernáculos, a los que examina como el ambiente físico donde se desarrolla el hombre; otro discurso de finales de los setentas lo establecieron Robert Venturi, Steven Izenour y Denise Scott Brown, quienes consideraron a la arquitectura como “analogía, símbolo e imagen, como comunicación, como una iconología continuadora que se da en lo popular de nuestro entorno como las páginas de The New Yorker o los superpaneles electrónicos de Houston[6].

Las aportaciones teóricas de los setentas comienzan a delinear el estudio integral del objeto arquitectónico, al no poder solamente entenderlo como objeto estético, sino ampliando su apreciación a objeto cultural. El Dr. Armando Vicente Flores Salazar considera que “la arquitectura produce objetos culturales determinados por la técnica, la economía, la educación, las tradiciones y las costumbres de un marco cultural”[7], desde ésta perspectiva, toda manifestación arquitectónica adquiere un mismo criterio de estudio, y se considera indistinta su influencia y/o clasificación, es decir, clásica, gótica, vernácula, académica, civil, religiosa, pues un edificio tiene implícitos seis componentes básicos que pueden ser leídos arquiculturalmente.

Revisando algunos los tratados como “La arquitectura fenómeno de transición: las tres edades del espacio en arquitectura”[8], “The structural basis of architecture[9], “Saber ver la arquitectura”[10], “Las siete lámparas de la arquitectura”[11], “Arquitectura: forma, espacio y orden”[12], Tendencias de la arquitectura contemporánea”[13] y “Teoría de la arquitectura”[14], podemos señalar que los teóricos no plantean la lectura de los edificios a partir de los componentes básicos de la arquitectura, sino que han favorecido lecturas parciales. Por mencionar algunos casos tenemos que Sigfried Giedion y Bruno Zevi leyeron el espacio, Bjorn Sandaker la estructura, John Ruskin el ornato, Francis D. K. Ching la forma, Jan Cedka el estilo y José Villagrán García la función. En excepción se han leído binomios como la forma y el espacio por Paul Frankl[15].

Actualmente éstas tendencias de lectura y clasificación según un solo componente, están siendo rebasas por propuestas innovadoras que parten del principio que todos los edificios pueden leerse arquiculturalmente y ser clasificados según sus atributos, exploración que favorece enormemente al entendimiento de la arquitectura a profundidad.

La lectura arquicultural es uno de los métodos más didácticos para la enseñanza de la disciplina y pretender ser el más eficaz, pues sitúa al interesado en diálogo directo con el edificio, sin intermediarios. En ésta la línea de análisis del edificio como documento, vemos la prioridad de construir un listado inicial de consideraciones básicas para la lectura de lo islámico, éstas consideraciones son una aportación al estudio de la arquitectura regional, pues marcan la pauta para construir las subsecuentes listas de los diversos marcos culturales que determinan la arquitectura norestense entre los que se encuentran el franciscano, sefardí, castellano, entre otros.

La hipótesis principal de lectura argumenta que el islamismo regional suaviza y poetiza la arquitectura norestense, entrando en un juego de contrarios con lo castellano, lo sefardí y lo franciscano, ofreciendo un tratamiento expresionista que contrasta con la austeridad, la fortaleza y el espíritu eclesial de los edificios construidos, dicha manifestación está implícita en su materialidad y puede ser develada y apreciada por medio de la lectura del objeto-documento.

Este listado pretender explorar y entender la arquitectura regional. Fue obtenido mediante el análisis de una parcialidad de los edificios de Monterrey ubicados dentro del primer cuadro y zonas contiguas al área más antigua de la ciudad. El enfoque teórico y académico tiene como punto de partida una línea de investigación original inscrita en el postgrado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Esta línea está expuesta en las publicaciones del Dr. Armando Vicente Flores Salazar[16]. Señala principalmente que la cultura es la determinante principal de las características del objeto arquitectónico, así pues los marcos culturales de una ciudad juegan un papel muy importante para entender la configuración de los edificios que se producen.

PARA LEER LO ISLÁMICO EN LA ARQUITECTURA HAY QUE TOMAR EN CUENTA QUE:

La arquitectura tiene seis componentes básicos que pueden ser configurados por una directriz islámica. Los materiales o tangibles son el ornato, la estructura y la forma, los inmateriales o intangibles son el estilo, el espacio y la función. Este planteamiento generado por el Dr. Armando Vicente Flores Salazar es utilizado para clasificar los elementos de origen islámico buscados en los edificios regiomontanos. Así, se encontraron elementos ornamentales, estructurales, formales, espaciales y funcionales.
La arquitectura es un objeto cultural. En cualquier objeto arquitectónico se pueden leer tres aspectos, asociados a lo físico, lo histórico y lo psicológico.

Los objetos culturales están determinados por el grupo que los produce. En Monterrey al marco regional lo forman los teules chichimecas, los nahuas tlaxcaltecas, los españoles y los africanos del Congo. De la diversidad del marco español, se distingue el grupo o submarco morisco. Esta presencia será el punto de partida para el análisis posterior de todos los demás marcos y sub-marcos que actúan en la ciudad.

La arquitectura de Monterrey tiene una configuración determinada por el marco regional. La ciudad fue fundada en 1596, con disposiciones de las Leyes de Indias. Desde entonces, los componentes básicos han sido explorados con materiales como ramas, lodo, palos, adobe, sillar, madera, vidrio, concreto, aluminio, ladrillo, tablaroca, mármol; en chozas, tejabanes, casas, iglesias, conventos, hospitales, cárceles, palacios de gobierno, fábricas, bancos, hoteles, estaciones de ferrocarril, casinos, escuelas, aeropuertos, museos, corporativos.

La arquitectura es un componente más de la cultura islámica. La propuesta desde la antropología filosófica de Ernst Cassirer, menciona además otros componentes culturales: la historia, la religión, el arte, el lenguaje, entre otros. Se mencionó a la periferia de la península arábiga en el continente asiático como el lugar de aparición de las tribus árabes preislámicas, nómadas o sedentarias. Su sistema familiar era patriarcal en la mayoría de los casos y tenían varias esposas, así fue que la unión sanguínea era lo más importante. La economía era basada en los metales, oro, cobre, piedras preciosas y la ciudad de La Meca era de gran importancia por ser centro de abastecimiento para las caravanas. El Islam como religión propició la culminación de la gestación de la Arabia en un Estado, dando origen a los califatos y a la expansión musulmana. La influencia del Islam en las artes árabes fue decisiva, sus expresiones artísticas tuvieron entre sus principales características la tendencia anicónica, la geometría, la utilización de arabescos y el horror vacui.

La arquitectura islámica comienza a partir de la religión islámica. Se caracterizo por seguir tradiciones grecolatinas, sasánidas y bizantinas, donde la mayor demanda de edificios obedeció al género religioso, originando la mezquita, que fue punto de partida para todas las demás edificaciones. Los géneros civil y militar se derivaron del religioso, por lo que se desarrollaron con la influencia religiosa del Islam.

Los componentes básicos en la arquitectura islámica presentan un manejo singular. Los componentes materiales como la estructura, se derivan de adecuaciones de los sistemas constructivos que ya se dominaban, y cuyos elementos fueron el arco de medio punto, de herradura y apuntado, la cúpula sobre tambor de planta cuadrada y la columna de fuste y capitel de distintos ordenes; sus materiales fueron piedra, ladrillo, conglomerados con cal, madera y yeso. El ornato tiene cuatro tipos, el caligráfico, el vegetal, el geométrico y el figurativo, es complejo pero basado en formas simples, principalmente caracterizado por el horror vacui. Los recubrimientos fueron de azulejo, estuco, madera, mármol, piedra; los colores principales rojo, amarillo y dorado. La forma en la arquitectura islámica fue dada por polígonos básicos, con inclusiones, supresiones y rupturas, la simetría esta presente dentro de las composiciones y tradicionalmente se enfatizó la lectura exterior de la forma, que después varió hacia una yuxtaposición de polígonos, dando lugar a la asimetría y la disposición laberíntica. En cuanto a los componentes inmateriales se observa que el espacio es singular, pues esta manejado con regularidad por sus disposiciones formales cúbicas. En ocasiones se yuxtaponen espacios creando una organización laberíntica y en otras se organizan concéntricamente, referenciando el manejo de la forma que se describió anteriormente. La función estuvo regida por la nueva religión, trasminando sus efectos a la mayoría de los edificios que se construyeron, pues las disposiciones del Corán promovieron necesidades como la de lavarse antes de orar, dando origen a fuentes de abluciones. Además en la arquitectura militar fue prioritario dar poca orientación a los usuarios, así que se construyeron pasadizos como elementos de seguridad.

Los géneros arquitectónicos más importantes del estilo islámico son: el religioso, el civil y el militar. La mezquita es el edificio más destacado del género religioso, y su influencia se transmite a los otros dos géneros, la mezquita de Córdoba comenzada en el siglo VIII, engloba en su materialidad, algunos elementos que fueron reconocidos en Monterrey, como el alfiz, el aparejo bicromático de las dovelas de los arcos, la celosía y los recubrimientos con azulejo. El palacio real es el edificio más importante del género civil. Dos ejemplos destacados son el Real alcázar de Sevilla y el palacio nazarí de la Alhambra de Granada. En los dos edificios, encontramos los siguientes elementos: celosías, ajimeces, arcos polilobulados y azulejos. La alcazaba es el edificio más importante del género militar. La alcazaba de la Alhambra de Granada, es un ejemplo de este género, donde se distinguen la utilización de elementos como el aljibe, el arco de herradura, fuentes y azulejos.

La arquitectura mudéjar es la influencia estilística más directa que se transmitió a la Nueva España. Este fenómeno arquitectónico se sucedió en España en el siglo XVI, por mano de obra musulmana en las regiones reconquistadas por los españoles. Los materiales característicos son: el ladrillo, la cerámica, el yeso; los elementos arquitectónicos procedentes del estilo islámico fueron el arcaduz, el ajimez, el alfiz, el arabesco, la celosía, la teja y el aparejo bicromático.

En la arquitectura mudéjar los oficios como la herrería, la carpintería y la albañilería, tienen un momento de esplendor por la destreza de los ejecutantes musulmanes. El dominio de la carpintería permitió resolver estructuralmente techos con armaduras y artesonados, que incluso se utilizaron posteriormente en el Renacimiento.

La ciudad de Toledo en España es un caso que ejemplifica el estilo mudéjar. Sus edificios cuentan con los elementos mencionados anteriormente. Dentro de los edificios más destacados se encuentran la estación de ferrocarril, la mezquita de Cristo de la luz y la puerta del Sol.

La cultura islámica ha influenciado a la arquitectura, desde su origen en Arabia hasta hoy en ciudades como Monterrey. La evolución cronológica de los hechos que han sucedido alrededor de esta cultura, han sucedido tanto en oriente como en occidente, en Arabia, España y América.

Durante la colonia las preferencias y gustos de los nuevos habitantes de la región estuvieron determinados por su cultura europea matizada en gran medida por lo islámico. En los inicios de la sociedad regiomontana fueron hombres y mujeres quienes en su cotidiano acontecer trasminaron gustos, costumbres, tradiciones y sueños.

Los arabismos presentes en el idioma español evidencian la presencia de la cultura islámica transmitida desde la sociedad colonial. El español tiene más de 60,000 palabras con origen árabe. En el acta de fundación de la ciudad de Monterrey se encuentran palabras como celo y agua, además de utilizarse números arábigos. En el vocabulario arquitectónico son de origen árabe las siguientes palabras: azotea, ajimez, tabique, acequia, alcantarilla, aljibe, alberca, azul, marfil, sofá, alfombra, adobe, aldaba, arabesco, arcaduz, mezquita, mudéjar, fuente, agua, tejas, pretil, alero, celosía, jardín entre otras.

La presencia islámica en la arquitectura de Monterrey se puede encontrar en el estilo plateresco colonial, en el neocolonial y en el colonial californiano. Si bien se han hecho estudios con aproximaciones a diversos objetos arquitectónicos de Monterrey, la clasificación de los mismos en estilos o períodos de realización, ha delegado una interpretación que aquí se abordó: la posibilidad de encontrar como común denominador al grupo cultural que proyecta, construye y habita los objetos arquitectónicos, siendo esta presencia determinante en la configuración de los mismos.

En los componentes básicos de la arquitectura regiomontana se utilizan elementos de origen islámico. En la estructura los arcos polilobulados, en la forma las figuras geométricas, con simetría, asimetría o yuxtaposición, en el ornato las ajaracas, alfices, aparejos bicromáticos, azulejos, en la función las celosías, herrería, ajimeces, en el espacio el manejo de la luz, la utilización del agua y la vegetación.

Hay una nómina importante de elementos con origen islámico que operan en la ciudad. Todos ellos fueron determinados por el sub-marco morisco, heredado de la conquista española. La utilización particular de cada uno de estos elementos y su localización en la ciudad, son detectables mediante lectura arquitecultural. La Escuela Superior de Música y Danza Carmen Romano es un ejemplo destacado en la ciudad de la configuración de lo islámico.

Algunos de estos elementos son más utilizados que otros, por ejemplo el caso del azulejo. Este material se utiliza en la actualidad en el interior de los edificios, por sus ventajas estéticas, de durabilidad, e impermeabilización, marcando una diferencia con su aplicación anterior en las fachadas de los objetos arquitectónicos.

Algunos de estos elementos como la ajaraca, son petrificaciones de los textiles utilizados en los edificios. De cortinas, tapetes, mantos. Se observa que es frecuente que el piso en los edificios sea trabajado como un tapete, aún y cuando son hechos con mármol o piso cerámico.

Actualmente la celosía es el elemento arquitectónico con influencia islámica más utilizado por sus ventajas funcionales. En un edificio contemporáneo este elemento es trabajado con frecuencia, en diversos materiales como bloques de concreto industrializados, ladrillo, acero, madera y en todos los géneros arquitectónicos, desde fábricas, hoteles, oficinas, iglesias, escuelas y casas habitación.

Los elementos arquitectónicos de origen islámico amplían las posibilidades de exploración y configuración de la arquitectura académica y vernácula. Se pretende incentivar a explorar nuevas propuestas con los elementos analizados. Un ejemplo de su utilización se encuentra en la casa habitación de la familia Maldonado, ubicada en la colonia Bosques de la Pastora, en su diseño se incluyeron celosías de ladrillo y tapetes petrificados de mármol.

Conclusión

Mi aprendizaje de la arquitectura comenzó basándose en una actitud academista, me maravillaba el urbanismo de las ciudades europeas o americanas contemporáneas, tecnológicas, progresistas, pero no me detenía a observar la austera configuración horizontal de Monterrey. Como alumna de Licenciatura, en la mayoría de las ocasiones estudie edificios ajenos que no conocía como el Partenón. Desde luego no alcanzaba a comprender a profundidad éstas propuestas arquitectónicas. Hoy, los edificios habitados y conocidos, como la casa, son los que más posibilidades de aprendizaje me brindan, ahora los objetos de investigación cambiaron y el resultado es alentador.

Desarrollar una mirada crítica, menos aduladora de lo ajeno y más autodidacta y pro regionalista, inicia la comprensión de la arquitectura con objetos de estudio, accesibles y cotidianos, para posteriormente analizar edificios ajenos y entender maneras de construir y de habitar diferentes a la nuestra. El hombre como productor de edificios les transfiere sus aspiraciones ocultas, mitos, tradiciones y valores.
La lectura de lo islámico devela las manifestaciones del sub-marco morisco en la región, ampliando las posibilidades de comprensión de la arquitectura norestense: la ajaraca, el ajimez, el alfiz, el aparejo bicromático, el arco polilobulado y de herradura, el azulejo, la celosía, la herrería, entre otros, son referentes arquitectonicos para nosotros.

La invitación para los estudiantes de arquitectura es desarrollar una postura que les permita acceder al universo arquitectónico de una forma autodidacta. Así que mi conclusión general es seguir estudiando las otras presencias culturales en los edificios desde los enfoques físico, histórico y psicológico.

[1] Que ha tenido como productos la tesis de maestria “Presencia islámica en la arquitectura de Monterrey”, para obtener el grado por la Univesidad Autónoma de Nuevo León.
[2] De la Agencia para la Planeacion del Desarrollo Urbano, en la segunda mitad del año 2005 y el 2006
[3] Se puso en practica una parte del Modelo para la clasificación de la arquitectura a partir de sus componentes básicos desarrollado en la tesis doctoral de Diana Isabel Maldonado Flores, presentada para obtener el grado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Se señalan el o los componentes que predominan en el objeto, así se puede mencionar que un edificio es formalista, estructuralista, ornatista, espacialista, funcionalista o estilista.
[4] Bruno Zevi. Architectura in nuce: una definición de arquitectura. Aguilar, S. A. de ediciones. Madrid, España, 1969.
[5] Amos Rapoport. Vivienda y cultura. Colección Arquitectura y Crítica. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, España, 1972, p. 11.
[6] Robert Venturi; Denise Scott Brownn; Steven Izenour. Aprendiendo de las Vegas: El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica. Editorial Gustavo Gili, S. A. Barcelona, España, 1978, p.p. 23-28.
[7] ArmandoV. Flores Salazar. Arquicultura. Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey, N. L., 2001.
[8] Sigfred Giedion. La arquitectura fenómeno de transición: las tres edades del espacio en arquitectura. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, España, 1969.
[9] Bjorn Sandaker; Petter E. Arne. The structural basis of architecture. Watson-Guptill Publications. New York, USA, 1992.
[10] Bruno Zevi. Saber ver la arquitectura: ensayo sobre la interpretación espacial de la arquitectura. Cuarta edición. Editorial Poseidón. Buenos Aires, Argentina, 1963.
[11] John Ruskin. Las siete lámparas de la arquitectura. Segunda edición. Librería “El Ateneo” editorial. Buenos Aires, Argentina, 1956.
[12] Francis D. K. Ching. Arquitectura: forma, espacio y orden. Editorial Gustavo Gili, S, A. Barcelona, España, 1991.
[13] Jan Cejka. Tendencias de la arquitectura contemporánea. Editorial Gustavo Gili, S. A. Barcelona, España, 1999.
[14] José Villagrán García. Teoría de la arquitectura. UNAM. México, D. F., 1989.
[15] Paul Theodore Frankl. Principios fundamentales de la historia de la arquitectura: el desarrollo de la arquitectura europea 1420 – 1900. Colección GG Arte. Editorial Gustavo Gili. Barcelona, España, 1981.
[16] La trilogía la componen los textos Calicanto, Arquicultura, Ornamentaría y Memorial, editados por la UANL.

lunes, 24 de diciembre de 2007

NAVIDAD 2007

Que bueno es festejar. Que importante es compartir. Que interesante conocerlos. Estoy aquí en mi casa ayudándole a mi mama con la cena para festejar el cumpleaños de mi papa y la Nochebuena, estaremos mi abuela, Ale, Alfred, Dulce, Natalia, Juan y yo. Quiero decirles que hoy me siento afortunada de contar con relaciones inclasificables como las suyas. Espero que todos los días tengamos la energía de seguir unidos y que sumemos a las experiencias acumuladas que hemos construido. A los de siempre, les digo que mi amor se fortalece desde hace largo tiempo y seguirá, que caminemos juntos. A los recientes, que el tiempo es relativo, han sido sorpresas inimaginables e intoxicaciones que necesitaba, hagamos historia. A los que están lejos, que pronto iré a visitarlos, a sus casas, a sus lugares, viajare a través de ustedes. A los que están cerca, que nos invada la necesidad de seguir conviviendo intensamente, que aumentemos la inercia. Las quiero, los quiero, mi saludo navideño es de entrega, de amor correspondido, de voluntad y para transmitirles la energía que me envuelve. Lo que se cerrará muy pronto, abre nuevas posibilidades.

Un abrazo fuerte!!!

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Intento para leer la ciudad

“Hay cosas que uno lee sin leer”
Carlos Monsiváis

Después de Monterrey, la ciudad que más he vivido es Buenos Aires. Monterrey me fascina y constantemente me sorprende, nuestra relación de madre – hija, ha transitado desde el rechazo absoluto hacia el amor más entusiasta. Baires es intermitente, yo diría que sostenemos una relación de amantes de ocasión, pues me provoca siempre y me atrapó desde que nos conocimos. Las lecturas desesperadas que les he hecho a estos dos lugares –viviéndolos o imaginándolos–, pretendo llevarlas a la crítica arquitectónica, en un intento para pensar la ciudad, la herramienta humana más sofisticada y compleja. Anuncio desde ahora, que mi reflexión me parece de origen insuficiente, pero necesaria.

La ciudad como tema se ha abordado desde diversas disciplinas entre ellas puedo distinguir la literatura, la economía, la sociología, la antropología y la arquitectura. Como lectora me sorprende que desde la literatura las urbes se aprecien y describan con tanto acierto, pongo como ejemplos al regiomontano David Toscana en Duelo por Miguel Pruneda, al capitalino Carlos Monsiváis en Los rituales del caos y al portugués José Saramago en Todos los nombres, textos con sensibilidad hacia lo urbano que me han cautivado por las descripciones de sus escenarios: Monterrey, la ciudad de México y Lisboa. Confieso que me deleitaría encontrar en los tratados de urbanismo y arquitectura esta sensibilidad y comprensión, pero ¿Los arquitectos tenemos culturizada la mirada? ¿Cuántas veces por indiferencia o falta de serenidad no nos detenemos a apreciar la ciudad? ¿Por qué tuve que viajar a Buenos Aires para descubrir aspectos de Monterrey que pasaba por alto? Como descubrirla ciudad para vivirse en auto, opuesta a lo que sucede allá que se vive en recorridos peatonales.

Si bien escritores, sociólogos y antropólogos han demostrado tener capacidad de apreciar la ciudad, no está a su alcance la lectura arquitectónica y su ampliación hacia la lectura arquicultural[1], pues por formación no cuentan con los códigos necesarios que se manejan desde la disciplina, ni la habilidad y obligación de adquirirlos. Ahora bien, revelado el enfoque de la lectura que como arquitecta intento hacerle a Monterrey, me pregunto: ¿Qué puedo leer en ella?

La primera consideración sería desaprender el código aprendido, como recomienda Joaquín Sabina[2], pues la apreciación, desde la academia, que tenemos de nuestro hábitat construido está deformada, incompleta y debilitada, incluso puedo intuir que en algunos casos está inexplorada. Afirmo esto pues son escasas las teorías que desde la arquitectura nos guían hacia una apropiación de la ciudad, ¿Acaso hemos dejado esta tarea a otras disciplinas?

Mi propuesta es entonces de inicio desprendernos de la idea de Monterrey formada por fragmentos de recorridos, por problemáticas como tráfico vehicular, anuncios panorámicos, transporte público y enfocarnos en el descubrimiento y lectura de los edificios cotidianos. Propongo que como urbanitas y ciudadanos comencemos a imitar la actitud del turco Orhan Pamuk quien describe desde su experiencia vivida y con sensibilidad envidiable donde está parado, su referente, y lo plasma en un libro al que nombró como su ciudad: Estambul.

Iniciar la lectura de Monterrey abarcaría el acercamiento a los edificios que se utilizan, comprender sus contextos y ampliar la vista hacia una selección de los referentes urbanos en la ciudad habitada. En mi caso leer mis casas, la cotidiana en San Nicolás de los Garza y la de descanso en García, para a través de ellas identificar lo urbano y lo rural, después podría señalar como otros referentes urbanos la calle De la Anacua, el barrio Cipreses Residencial, la avenida Francisco I. Madero, la esquina de Dr. José María Coss y Raymundo Jardón, la plaza Hidalgo, el edificio de rectoría de la Universidad Regiomontana, la escultura del Faro del Comercio, el arco de la Independencia, el puente San Luisito, el centro cultural Colegio Civil, el panteón del Carmen y el río Santa Catarina.

La casa en San Nicolás de los Garza
La casa que habito actualmente forma parte de la colonia Cipreses Residencial, fue proyectada por un arquitecto anónimo y construida hace menos de tres años, siguiendo una tendencia, desde entonces imbatible, de producir vivienda digna para las masas. Al parecer la dignidad se ha adaptado desde entonces a las exigencias del mercado inmobiliario y no de los usuarios, pues el volumen habitable es de escasos 100 m2. La forma general es básica, apenas se articulan los prismas rectangulares; el ornato esta trabajado con aplacados de losetas cerámicas, enlucidos de mortero de yeso y agua al interior, y revoques de cemento y agua al exterior, ambos protegidos con pintura vinílica, la estructura encubierta trabaja a flexo-compresión en cimientos, castillos, vigas, cerramientos y losas.

La casa en García
Para llegar a García atravieso en auto el área metropolitana y kilómetros adelante opera otra realidad, lo rural en vías de conurbarse. La casa de descanso me parece de vanguardia a más de un siglo de haberse edificado, pues la función se ha modificado constantemente, de casa a bodega y viceversa. Sus muros son de adobe con espesor aproximado de ochenta centímetros que aíslan el calor, el espacio interior es a doble altura por lo que el aire caliente se concentra en la parte alta. La casa tiene una sola ventana. Este vano está ubicado en el muro poniente. Presenta jambaje trabajado con un afine en bajo relieve con respecto al revoque aborregado de mortero de cal y arena con el que se recubre el muro de adobe al exterior. El enrejado que protege el vano está formado por líneas rectas horizontales y verticales, además de espirales que se unen con remaches. El diseño del enrejado suaviza y poetiza el estilo de la casa, evidenciando una influencia islámica.

La ciudad
La ciudad de Monterrey antes con vocación industrial ahora se concibe a si misma como ciudad del conocimiento, ¿Qué implicaciones urbanas y arquitectónicas se derivan de esta vocación?

Analicemos el caso de García, que conserva sólo en parte su identidad original, la entrada a la ciudad ha sido invadida por más de veinticinco mil casas en serie, tiendas de conveniencia, dos supermercados y el recién inaugurado edificio de la casa del ayuntamiento. Así que los gallineros, el espacio semi-abierto de la estación de bomberos, la antigua fábrica de adobes, la feria nómada de juegos mecánicos y el llano usado como cancha de futbol ya no dominan el paisaje, aunque siguen estando ahí. Al cruzar el Río Pesquería, el casco histórico aparece: huertas, bardas de adobe aparente, casas y pequeños comercios como la cantina „La Oficina”, la tienda de abarrotes, la carpintería, la ferretería y la panadería enfrente del consultorio. ¿Qué necesita García hoy? ¿Puede conservar su patrimonio? ¿Cómo valorar los referentes urbanos? ¿Cómo se quiere vivir ahí?

Y de Monterrey puedo narrar un recorrido por Constitución que hago para llegar a la Facultad de Arquitectura de la UR: al conducir observo el edificio del supermercado Walmart, la estructura con sistema trilítico del metro elevado, el espacio delimitado por árboles del parque España, las ruinas industriales del Parque Fundidora, los prismas rectangulares de la clínica 33 del IMSS, las formas de masa y espacio de las celosías de los condominios Constitución, el aparejo incierto de los aplacados de piedra del restaurante El Rey del Cabrito, la loma larga repleta de edificaciones vernáculas urbanas con personalidades diversas, el color del Museo de Arte Contemporáneo, el prisma rectangular espacial del patio del Palacio Municipal de Monterrey, la recesión en los muros cortina de la torre del hotel Crowne Plaza, la estructura colgante del puente San Luisito, el espacio acalorado y comprimido de los pasillos entre los puestos del mercado bajo el puente, el espacio a cielo abierto entre las porterías de las canchas de futbol en el Río Santa Catarina, el anuncio del local de McDonalds, los balcones del hospital de Zona. Desde el auto es posible apreciar lo islámico, lo castellano, lo sefardí y lo franciscano y decodificar la nómina de elementos y conceptos que contrastan o refuerzan la austeridad, la fortaleza y el espíritu eclesial de la región.

Pudiera concluir que tenemos que culturizar la mirada a la ciudad. Promover una estrategia de sensibilización para los estudiantes de arquitectura y como habitantes apropiarnos de nuestro lugar.

Manga por hombro

Sancionar la inocencia del culpable,
desaprender el código aprendido,
quitarle la razón al razonable,
dormir con la mujer de su marido.

Almacenar sustancias inflamables,
cultivar el silencio y el ruido,
pintar de azul los días laborables,
exhumar las memorias del olvido.

Hacerle carantoñas a la suerte,
subir de tres en tres las escaleras,
repoblar con sirenas los pantanos.

Matar al Cristo de la mala muerte,
bailar alrededor de las hogueras,
manga por hombro, como los gitanos.

[1] “Estudiar la arquitectura como objeto cultural implica ampliar el campo de estudio del objeto arquitectónico en si, a los del hombre y la cultura que la generan. Hombre, cultura y arquitectura forman una triada indisoluble, y si bien el hombre y la cultura pueden ser estudiados desde otras perspectivas, la arquitectura, por ser condición de aquellos, sólo es explicable por los mismos. Desde el concepto de objeto cultural más que el de objeto arquitectónico, es fácil deducir que toda la obra arquitectónica es de suma importancia, independientemente de que sea clásica o románica, académica o vernácula, antigua o moderna, civil o religiosa, grande o pequeña”, cita del texto Arquicultura: Modelo para el estudio de la arquitectura como cultura del Dr. Armando V. Flores Salazar, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey, en el año 2003 (p. p. 52).
[2] En su poema manga por hombro del libro Ciento volando de catorce.