El
sábado fui a una
reunión con mis com
pañeros de
generación de la Facultad de Arquitectura, lo que hizo mi noche distinta. Las personas con las que pase esas horas fueron usuarias junto conmigo del edificio en el cual durante cinco
años intentamos estudiar. Sobre arquitectura no fue hablada ni una sola palabra, me
sentí en todo momento una observadora fascinada, sentada en un extremo del
sillón que ocupaba una esquina de la terraza del edificio fumando
Marlboro, escuche historias interesantes de amor, de
decepción, de viajes, de
sueños, de vicios, de hijos, de optimismo, de miedos, historias de vidas. La arquitectura fue nuestro objetivo pero ahora es la diferencia que nos une un
sábado de madrugada. Buena velada.
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