El lunes 16 de junio a las 7 nos convocamos para presentar el numero 15 de El Grito en una sala del edificio del Centro Universitario Colegio Civil. Era la ocasión de darnos unas palmadas entre compañeros de causa. Coral Aguirre, mexicana nacionalizada, argentina de nacimiento, tomo la palabra como arma y nos hizo reflexionar sobre el compromiso de soñar con la justicia, la fraternidad, de nuestras pequeñas razones para el compromiso, ser queridos, admirados... seres conscientes de nuestros pequeños destinos, pero con objetivos grandes: las utopías libertarias. Leyó una nota periodística que había anunciado como poesía, una nota que hablaba de las violaciones sufridas por niños iraquies de parte de soldados americanos en la ocupación, una noticia real, dura, difícil, aclarando que esa es la clase de poesía que le gusta leer. Hectór Gonzalez confeso la amargura de un viejo que espero cambios que nunca se sucedieron y resalto el momento y el lugar excepcional en el que estábamos reunidos, un recinto universitario que es acervo de la ambiciosa atmósfera creada por la escuela de verano y el pensamiento humanista profundo de Raúl Rangel Frías, ambos encerrados en las paredes del edificio. En esta época en que los medios son parte del poder dominante, el periodismo por convicción se abre paso entre la tecnología que avanza y combate la violencia contra el conocimiento, desde esta modestia que representa una nota verídica que ayude al desmoronamiento del sistema se funda la intención del periódico: informar con el esfuerzo de jóvenes inquietos en este país, que empezó a cambiar desde 1994, cuando nos apropiamos de las utopías y desde donde resistimos.
Con mucha empatia para Roman, Rodolfo, Katia y Gibran, con quienes comparto camino.
Con mucha empatia para Roman, Rodolfo, Katia y Gibran, con quienes comparto camino.
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