Dentro de la materialización de la arquitectura la acción más recurrente es la intervención y adaptación de edificios existentes. Originar un edificio dentro de una ciudad es un hecho cada vez menos frecuente. Prefiero entender la intervención como el maravilloso proceso nunca acabado ni detenido del diseño de un objeto cultural complejo. La arquitectura tiene la flexibilidad suficiente para concentrar acciones humanas que constantemente la afectan y determinan. Lo acabado en la arquitectura no existe y me parece que esta condición es una de las más interesantes del fenómeno.
¿Cuales son las claves que pudieran ser aplicables para realizar un ejercicio de intervención en la casa de los gobernadores virreinales del Nuevo Reino de León? ¿Que exploraciones han sido realizadas por los diseñadores, constructores y usuarios desde que fue edificada en 1717? Que beneficios trae la conservación de un objeto de arquitectura vernácula norestense del siglo XVIII? Que intenciones son las que nos motivan a hacer estos trabajos?
Desde la academia, el avance de la disciplina se efectúa en el momento de hacer una exploración propositiva de los componentes básicos en el edificio. Desde la intuición vernácula, el avance se realiza cuando se evoluciona una idea individual hacia un sentido común, que alude y consolida a un grupo más que a un individuo. La producción vernácula es antiacadémica e insiste en hacernos evidente su sentido colectivo, la asertividad de estos objetos culturales está en la transmisión de modos de habitar que se producen sin pausa y sin prisa, lo que la vuelve auténtica, potente, identificable, convincente, esperanzadora y sobre todo inconsciente.
La arquitectura edificada es omnipresente, una constante como el deseo, la muerte, la vida. El hombre desarrolló una dependencia por la arquitectura: le es necesaria y significativa, le hace feliz y lo aferra a la vida. Vivir contiene una diversidad de acciones derivadas que hacen que los edificios sean los objetos-herramienta que más utilizamos.
Para la arquitectura norestense el ensayo de la habitación queda evidente en éste edificio, que han tenido una evolución morfohistórica desde su origen y hasta hoy. La arquitectura hipotética que se ofrece en la propuesta de intervención de las fachadas del inmueble, que se encuentra en control de la Confederación Nacional Campesina desde 1932, apuesta por consolidar su personalidad mediante una reinterpretación libre del orden toscano en sus alzados, pues la lectura arquicultural del estado actual del edificio nos señala la ubicación de pilastras neoclásicas en las fachadas norte, poniente y sur a finales del siglo XIX, durante el auge de la casa usada como Colegio de Niñas y que hoy se encuentran reducidas a abstracciones después de un intento no concretado de personalidad art deco que se materializó cuando Francisco A. Cárdenas cedió el inmueble a la liga agraria.
¿Cuales son las claves que pudieran ser aplicables para realizar un ejercicio de intervención en la casa de los gobernadores virreinales del Nuevo Reino de León? ¿Que exploraciones han sido realizadas por los diseñadores, constructores y usuarios desde que fue edificada en 1717? Que beneficios trae la conservación de un objeto de arquitectura vernácula norestense del siglo XVIII? Que intenciones son las que nos motivan a hacer estos trabajos?
Desde la academia, el avance de la disciplina se efectúa en el momento de hacer una exploración propositiva de los componentes básicos en el edificio. Desde la intuición vernácula, el avance se realiza cuando se evoluciona una idea individual hacia un sentido común, que alude y consolida a un grupo más que a un individuo. La producción vernácula es antiacadémica e insiste en hacernos evidente su sentido colectivo, la asertividad de estos objetos culturales está en la transmisión de modos de habitar que se producen sin pausa y sin prisa, lo que la vuelve auténtica, potente, identificable, convincente, esperanzadora y sobre todo inconsciente.
La arquitectura edificada es omnipresente, una constante como el deseo, la muerte, la vida. El hombre desarrolló una dependencia por la arquitectura: le es necesaria y significativa, le hace feliz y lo aferra a la vida. Vivir contiene una diversidad de acciones derivadas que hacen que los edificios sean los objetos-herramienta que más utilizamos.
Para la arquitectura norestense el ensayo de la habitación queda evidente en éste edificio, que han tenido una evolución morfohistórica desde su origen y hasta hoy. La arquitectura hipotética que se ofrece en la propuesta de intervención de las fachadas del inmueble, que se encuentra en control de la Confederación Nacional Campesina desde 1932, apuesta por consolidar su personalidad mediante una reinterpretación libre del orden toscano en sus alzados, pues la lectura arquicultural del estado actual del edificio nos señala la ubicación de pilastras neoclásicas en las fachadas norte, poniente y sur a finales del siglo XIX, durante el auge de la casa usada como Colegio de Niñas y que hoy se encuentran reducidas a abstracciones después de un intento no concretado de personalidad art deco que se materializó cuando Francisco A. Cárdenas cedió el inmueble a la liga agraria.
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