...sin agregar entradas. Creo que me resisto a encontrarle el gusto y la paciencia a la actividad de escritora porque tengo miedo de preferir construir con palabras que con piedras. Leer por ahora me reconforta más que escribir, por supuesto domino la lectura y me escabullo de la escritura. Hay noches como la del martes pasado en donde me maravillo de la potencia del pensamiento y la imaginación impresos en un libro como Benim adim kirmizi (Me llamo rojo) de Orhan Pamuk (perdón, otra vez me evidencio y confieso que me siento enamorada como hace mucho no lo estaba). Hubo días que ansiaba retomar el libro que había tenido que dejar vencida por el sueño de la noche anterior y alguna vez se me ocurrió no terminarlo para prolongar el idilio. Pero lo leí y no me gustan los finales de los libros, casi siempre me decepcionan. Por primera vez cuando terminé la ultima palabra y vi el punto final estallé. Mi libro favorito punto. Me siento dichosa de apreciar la paciencia, la meticulosidad, la sutileza y la entrega, de no tener un ipod (hasta hoy), de preferir imaginar que ver, de nacer en los setentas, de querer conocer Estambul a Nueva York, de preferir las pláticas en la cama al chat room, de oír a Pedro Guerra (quien?) y a Jorge Drexler y sus versiones femeninas del mundo y del amor, de querer encerrarme en mi habitacion con mis libros, que tengo un amigo "real" con el que veo Los Simpsons hasta que me quedo dormida y me apaga la tele, de que Star me apure para que acabe de escribir esta entrada, de que por fin hoy voy a conocer a Guillermo. Así que me escondo, del mundo, de la tecnología, del progreso, de la rapidez que hoy impera, prefiero refugiarme a ratos con Pamuk en el siglo XVI en el mundo que creó para que personas como yo podamos gozarlo. Leelo, no sé si te atrape como a mi, quiera Alá que si.
Sin prisa, Penélope
Sin prisa, Penélope
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