domingo, 14 de diciembre de 2008

QUE ALGUIEN NOS DE CUERDA

En el verano pasado Lenoir & Asociados recibió el encargo de la Universidad de Monterrey para colaborar con Tadao Ando Architect and Associates en el proyecto del Centro Roberto Garza Sada nombrado Gate of Creation. Vicente lidera desde entonces nuestro equipo de trabajo y tenia que volar a Japón en agosto. Una noche en la víspera del viaje decidí darle un libro para que leyera durante las horas que estuviera en el avión, hice una búsqueda en el web site de Gandhi ingresando la palabra Tokio y obtuve entre los resultados la novela Tokio Blues (Norwegian Wood) del japonés Haruki Murakami.
Oscar me acompañó la tarde siguiente a la librería y se molestó conmigo cuando leyó la contraportada: “Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe escucha una vieja canción de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los años setenta. Recuerda entonces con melancolía a la misteriosa Naoko, la novia de su mejor amigo de la adolescencia. El suicidio de éste les distanció durante un año, hasta que se reencontraron e iniciaron una relación íntima…”. Argumentó que la historia se parecía a la novela El Búfalo de la Noche de Guillermo Arriaga y que no tuve intenciones de regalársela a él, pero me acompañó al Cubo a entregarla. Antes de esto no conocía a este escritor, por lo que decidí que iba a leer otra de sus novelas que había llamado mi atención. Solo sabía que nació en Kioto en 1949 y que vende mucho, lo que me provocó desconfianza, considerando que la mejor vendedora inglesa es J. K. Rowling o su equivalente Stephenie Meyer en Norteamérica y definitivamente buscaba algo más intimo.
Mi visita a Chihuahua a finales de septiembre me dió motivo para llevarle la novela a Oscar, pues sustituí con ella el agotado Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Yo había terminado de leer Al sur de la frontera, al oeste del Sol y Murakami logró lanzarme al desconcierto con su devastador final y hacerme miserable. Después leí en el periódico español El País que este japonés acepta que busca el desconcierto de sus lectores y conmigo fue voraz, o ¿es que yo quiero que me desconcierten? En fin, resulta que Oscar lee en cuatro días la novela y no para de decirme que la lea ya, mientras, yo estaba inmersa en la apatía hacia el autor. Aún así y como escasamente desatiendo sus recomendaciones, compré por tercera vez el libro y lo tuve en la mesa de noche hasta que lo comencé una mañana de octubre en la que no pude avanzar más allá de la página 23 y que sucesivamente estuve abordando con desgano.
El protagonista de la novela Toru Watanabe los domingos no se da cuerda. Yo tampoco. Pero el domingo 30 de noviembre no fue un domingo regular. A las once de la noche del sábado anterior estaba acostada leyendo Tokio Blues cuando me quedé dormida en la pagina 184. Desperté al día siguiente a las 6:50 de la mañana, prendí la lámpara y retome la lectura que termine alrededor de las 11:30 en la pagina 381. Descubrí que a Murakami se le puede leer sin parar, solo interrumpí la lectura para bajar a desayunar.
Otra novela que me dejó en inmensa desolación. No se que pasa con los japoneses que están tan vacíos. ¿O todos estamos vacíos y los mexicanos lo demostramos diferente? La realidad es que se suicidan y de maneras diversas como el personaje de Kizuki que a sus 17 años "conecto una manguera al tubo de escape de su N-360, sello los resquicios de las ventanillas con cinta adhesiva y puso en marcha el motor" o por hara-kiri como el escritor Yukio Mishima a sus 45 años.
El suicidio tiene formas rituales en Japón, la muerte es considerada una manera de preservar el honor y una consecuencia a las acciones que cada uno toma. Pero en la novela de Murakami entendí el suicidio como la forma de librarse de uno mismo. Hay frases que son muy duras para que las piense un joven de 19 como "a mi, en realidad, no se me había ocurrido ser nada" o "buscaba las palabras en el vació" que son señales de una interioridad difícil de compartir. ¿Cuándo nos bastara solo ser para sorprendernos los unos a los otros?
Estoy en proceso de intimidad con este escritor, quien no termina por engancharme del todo, pero que empiezo a apreciar con cautela. Y lo que pasa, es que yo ahorita lo que necesito es justo que alguien me de cuerda, por lo visto dos japoneses están dispuestos.
Foto de portada de Leslie Williamson.

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