domingo, 23 de noviembre de 2008

100

Estoy respaldando mi computadora y me encontré esto que escribió José Saramago sobre dos de sus novelas, las que mas me acercaron, las que leí con sorpresa solidarizandome con su literatura:

Ciegos. El aprendiz pensó "Estamos ciegos", y se sentó a escribir el Ensayo sobre la ceguera para recordar a quien lo leyera que usamos perversamente la razón cuando humillamos la vida, que la dignidad del ser humano es insultada todos los días por los poderosos de nuestro mundo, que la mentira universal ocupó el lugar de las verdades plurales, que el hombre dejó de respetarse a sí mismo cuando perdió el respeto que debía a su semejante. Después el aprendiz, como si intentara exorcizar a los monstruos engendrados por la ceguera de la razón, se puso a escribir la más simple de todas las historias: Una persona que busca a otra persona sólo porque ha comprendido que la vida no tiene nada más importante que pedir a un ser humano. El libro se llama Todos los nombres. No escritos, todos nuestros nombres están allí. Los nombres de los vivos y los nombres de los muertos.

El martes 13 de noviembre de 2007 comencé esta crónica que lleva 100 diálogos. Espero que tengamos la fuerza de la palabra y la lectura en este mundo virtual en el que coexistimos. Dialogo por y para todos los seres humanos que he pedido y se me han dado, y claro, para los que no lo han hecho y que tal vez nunca deje de buscar.
Encontrando, penélope

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