ESCUELA NORTEÑA LIBRE DE ARQUITECTURA
Hace 11 años.
Toru Watanabe los domingos no se da cuerda. Yo tampoco. Pero hoy no es un domingo regular. Ayer después de comprar una tele regrese a mi casa a tender mi cama. Metí al DVD la película Yes de Sally Potter. Me llamo mi hermana al celular para invitarme al Vips pues iba a comer con Julia. Termine de ver la película (que es altamente recomendable) y me fui a comer unas crepas de crema con cajeta y plátano rociadas con canela molida y un café americano. A las once de la noche ya estaba acostada leyendo Tokio Blues cuando me quede dormida en la pagina 184. Desperté hoy a las 6:50 de la mañana, prendí la lampara y retome la lectura que termine hace un momento, a las 11:30 en la pagina 381. Descubri que a Murakami se le puede leer sin parar como hoy lo hice, solo interrumpí la lectura para bajar a desayunar. Su novela me dejo en una desolación inmensa, no se que pasa en Japon, con los japoneses que están tan vacíos. O todos estamos vacíos y los mexicanos lo demostramos diferente? La realidad es que se suicidan y de maneras diversas como el personaje de Kizuki que a sus 17 "conecto una manguera al tubo de escape de su N-360, sello los resquicios de las ventanillas con cinta adhesiva y puso en marcha el motor" o por hara-kiri como el escritor Yukio Mishima a sus 45 años. El suicidio tiene formas rituales, la muerte es considerada una manera de preservar el honor y una consecuencia a las acciones que cada uno toma. Pero en la novela de Murakami entiendo el suicidio como la forma de librarse de uno mismo. Hay frases que son muy duras para que las piense un joven de 19 como "a mi, en realidad, no se me había ocurrido ser nada" o "buscaba las palabras en el vació" que son señales de una interioridad difícil de compartir. Cuando nos bastara solo ser para sorprendernos unos a los otros? Estoy muy complacida de terminar otra novela mas y en un proceso de intimidad con este japones, del cual tengo que decir que no termina por sorprenderme, pero que empiezo a apreciar con cautela. Y lo que pasa, es que yo ahorita, hoy en domingo, lo que necesito es justo eso que alguien me de cuerda...
Les presento a Patricia y a su padre. En un momento medianamente lejano de mi vida coincidí con Iñigo, es una persona maravillosa, que me retaba con sus ideas. Tuvimos conversaciones inolvidables, compartimos sueños de vida, cigarros y cervezas, paseamos por la playa de Mazunte, fuimos al estadio Universitario a ver a sus Pumas y mis Tigres y vendimos sueteres en el medio tiempo, manejamos juntos por la carretera-sierra de Pochutla hacia Oaxaca, nadamos en el Pacifico y lo vi asolearse el trasero [actividad que recomienda enormemente] en la Bahía de Chahué mientras me contaba como el mar se había tragado a unos turistas ancianos con todo y su autobús. Siempre me aconsejaba que fuera libre, que fuera a ver los cocodrilos a la selva oaxaqueña, que nadara desnuda en el mar y no siendo suficiente, me lleno con su energía durante esa temporada juntos. Ahora esta lejos de mi, en las islas Canarias, en Lanzarote, trabajando su sueño, en el que vive su hija, un lugar que quiero conocer muy pronto para llenar mi tanque de reserva. Te quiero, te llevaste mi cabeza y me dejaste el sombrero, me dejaste la ceniza y te llevaste el cenicero [...ayuda Calamaro!]. Acabo de recibir tu correo con las fotos recientes de tu hija, gracias por empezarme el sabado.....
Desde la carretera Miguel Alemán donde veo sin ti el anuncio de McDonalds, penélope
Benim Adim Kirmizi es el titulo original de la novela Me Llamo Rojo publicada en 1998 y que fue escrita por el turco Orhan Pamuk[1] en dos periodos de 1990 a 1992 y de 1994 a 1998. El relato abarca nueve días nevados en la ciudad de Estambul en el año de 1591. La historia se centra en el encargo secreto que hace el Sultán a su ilustrador-embajador para que trabaje su oficio a la manera de los francos, es decir, con técnicas y métodos occidentales que ha tenido oportunidad de apreciar en sus viajes a Venecia, sobre todo se interesa por las imágenes de caras de infieles que hacían los maestros italianos.
Son las 5:52, el abanico de techo da vueltas sobre su eje, el perro rasguña la puerta, la luz se defiende, la planta se seca, la copa con vino se levanta, la toshiba esta encendida, el itunes toca a Radiohead, el sofá esta abierto, los planos están extendidos, los lentes están de cabeza, el color rojo tiene punta chata, la cortina esta corrida, la foto de Andres Fontana esta iluminada, la liga esta sin usar, la bolsa tiene libros, el módem parpadea, el vaso con agua se llena, mi sueno fue interrumpido, el recibo de gas esta sin pagar, el silencio esta roto, los pies están apoyados en la mesa, los cortes por fachada están revisados, el borrador esta gastado, la libreta esta anotada, el mouse esta estático mientras tecleo estas letras, que forman las palabras con las que mis ideas son dichas, no se nada, quiero una pausa, quiero estar. Me regreso a dormir.