domingo, 10 de febrero de 2008

DEL OTRO LADO DE LA MESA

En dias pasados salí de la Universidad despues de impartir el curso de dibujo arquitectónico con rumbo a una reunión semanal con los involucrados en la construccion de una torre de oficinas, llegue primero que todos y me sente en la mesa de juntas. Frente a mi se encontraban tres personas encargadas de la gerencia del proyecto. Yo tenia Estambul en mis manos y abri el libro en la página 346 para continuar el diálogo con Pamuk que dejamos pendiente en la madrugada anterior. La lectura me envolvió mientras esperaba el inicio de la junta, estaba ahí junto con él dando pasos en las calles de su ciudad y fijándome “en cosas que solo podría ver alguien sin objetivo alguno, un holgazán, un vagabundo”. Al terminar de leer el capítulo, levante la vista y cai en la cuenta de que literamente estoy del otro lado de la mesa. Mi idea de arquitectura, alejada del tráfico comercial que buscan algunos que se dicen arquitectos, con los que nunca me he sentido identificada y con los que no comparto una vision de vida, me hace estar hoy aquí “haciendo arquitectura” desde la resistencia, con blindaje, compuesto principalmente de un sentido critico. Un dia me entere que Orhan Pamuk, ganador del Nobel de literatura estudio arquitectura. Me dio curiosidad saber como llegó a ese punto pues he pensado constantemente que con un poco de locura terminare siendo escritora en una etapa no muy lejana. Los libros siempre me han atraido, empece desde hace tiempo una relacion de dependencia absoluta con la lectura, mi ultima aventura fue Estambul. Esta confesión de Pamuk fue interesante para mi por muchas razones. La primera es que habla de él, me sumergio en su personaje: caotico, depresivo e indeciso. Sobre todo me fascinó que termina su monologo con la decisión que marco su vida: ser escritor. Me imagino la catarsis que ha de ser hablarle a los demas de uno mismo y publicarlo. Esta es su entrega más reciente y para mi su llegada a la madurez como narrador. En este momento en el que habitamos el engano, la actitud de Orhan es de una sinceridad conmovedora al hablar de su infelicidad ocasional por el hecho de vivir siempre en el mismo lugar o de su primer enamoramiento. Hoy queremos enterar a los demas del éxito que tenemos y vivimos en un intento de validacion constante, él se aleja de esto y con delicadeza suprema manifiesta todas las “infinitas incapacidades” (parafaseandote) que moldean su esencia como ser humano, con humildad se asoma al mundo desde su referencia más contundente, la ciudad que lo recibió y con la que convive desde su nacimiento. Creo que por esta circunstancia su discurso es tan acertivo, pues habla de lo que más conoce, de lo que lo ha formado y lo que lo proyecta al futuro. Tengo dias hablando en mi cabeza con una complicidad ingenua y placentera con Pamuk. Pensando en Estambul, caminando por el Bósforo para pretender que la vida es buena y que la melancolia que nos abruma (a ti y a mi incluidos) es soportable, observando la humedad vieja de la madera con la que estan construidas las casas antiguas sobre los margenes del rio e imaginando el esplendor de la que en algun momento se edifico como capital del mundo. Te recomiendo que dialogues con este autor pues así como tu pretendes entenderte diciendote a los demas, creo que su viaje literario es con la misma intencion. Suerte con tu proyecto. Ah! todo esto para decirte que me abruma positivamente tu sinceridad en los textos que escribes, sigue así de emocional pues no creo en vivir sin intensidad.

Para Ose

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