martes, 4 de agosto de 2009

TENEMOS SED


Pasa una tarde de miércoles en La Habana. Estoy recostada, muy tranquila, recuperando fuerzas. He tenido días bien movidos que me están cobrando la factura. Siento que ha pasado muchísimo tiempo desde que estoy acá. El tiempo para mí ahora ha perdido su lógica. Ya me dejé de preguntar qué hora es. Rompí la burbuja. Aquí no soy lo que hago, simplemente soy. Parece un juego de mesa, con un tablero muy distinto al que domino. Quisiera que la intensidad de los sucesos que me han pasado desde el sábado que llegué formara parte de mi vida diaria, pero allá no vivo la ciudad, ni el Sol, ni el calor, aquí me hicieron pedazos, no puedo quitarme la sed con nada. Intento primero con un litro y medio de agua Ciego Montero, después con una cerveza Bucanero, con mojitos, con una cuba libre, hasta con refresco Tukola y nada. Estoy entonces alerta a cada momento, buscando la sombra, esquivando peatones, saludando al Sol, caminando hacia el mar. Siento que a los habaneros también los acosa la sed, no es como la mía, pero se parece. Me observan en la calle como preguntándome cosas, me catalogan como turista y yo les digo con miradas silenciosas y monologas que soy viajera, que somos iguales, que tenemos sed, que la vine a compartir.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario