miércoles, 13 de enero de 2010

EN EL AIRE

Los días en que vuelo son siempre extraños. Sera que subo y bajo? Cuánto me gusta estar en tierra, pisando base. Pero mientras volaba y leía Orlando de Virginia Woolf me sentía en el limbo. El instante en el que el avión toca la pista es uno de los momentos más felices que experimento de todo el numerito. Si lo pienso, es esa parte de mi que siempre quiere tocar el suelo, aunque me sorprenda estar sin nada abajo, sin nada arriba ni a los lados.

Para redondear vi Up in the air, es interesante recién haberte bajado del avión.

Me pareció un desierto inmenso de nieve de un rigor de solidificación.

Como pensó Orlando cuando vio a la princesa forastera Marusha Stanilovska Dagmar Natasha Iliana Romanovich: 'En tres segundos la llamo un ananá (entre paréntesis aquí se lee al traductor argentino Jorge Luis Borges), un melón, un olivo, una esmeralda, un zorro en la nieve...la miro azorado, tembló, sintió calor, sintió frio, quiso arrojarse al aire del verano, aplastar bellotas bajo sus pies, estirar los brazos como las hayas y los robles'.

A veces como Orlando 'me enamoro de la muerte, del amor de la soledad, de la necesidad de algo a que amarrar el corazón'.

Del aire.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario